ENTRE CUCARACHAS

El estado de Tamil Nadu alberga una de las culturas mas ancestrales del sur de India. Sus habitantes dominan el Tamil pero son practicamente nulos para el ingles, mientras que en otros lugares de India es posible comunicarse o, al menos, entenderse con la lengua anglosajona. Algunos indios del norte, con los que compartimos un trocito de suelo en el tren, lo califican como el estado federal mas caotico, desordenado y corrupto de la India. Tenian una excusa para justificar sus argumentos.

Entretenidos con el famoso templo de Sri Meenakshi, en Madurai, y con la aglomeracion de puestecitos donde se venden todo tipo de artilugios, dejamos para el ultimo momento la reserva del billete de tren. Al llegar a la estacion parecia imposible conseguir un ticket para salir de Madurai. Tras ir de un lado para otro y preguntar en mas de tres mostradores una amable mujer india nos ofrece viajar a Villapuram esa misma noche por menos de 90 rupias.

Sin saber en que vagon del tren debemos viajar, nos plantamos en los primeros asientos libres que encontramos en el Sleeper de tercera clase. El tren arranca. Pronto se acerca el revisor que nos obliga a bajar en la siguiente parada y desplazarnos al ultimo vagon del tren. Volvemos a colocarnos la mochila a la espalda y salimos corriendo hasta llegar a donde nos habia indicado. Ese ultimo vagon del interminable tren azul oscuro era un hervidero de personas hacinadas que bloqueaban todas las entradas al mismo. Inmoviles escuchamos el primer pitido del tren que advierte la marcha. Salimos escopetados en busca de alguna puerta libre. El tren empieza a andar. Corremos hasta conseguir engancharnos a una barra que nos ayuda a saltar al interior... Ufff... Por los pelos!

En el tren ya no cabe ni un alfiler. Solo queda acampar sobre el suelo metalico que conexiona un vagon a otro, entre cucarachas, aranas y hormigas y el pestilente olor que desprenden las letrinas situadas a un metro de nosotros. En un mini espacio donde parecia imposible encontrar la postura adecuada, permanecimos las seis horas de viaje hasta llegar a Villapuram donde cogimos un bus hasta Pondicherry.

Nos vendieron billetes aun sabiendo que no quedaban plazas libres en el tren. Y no fuimos los unicos. El sentido del humor en estas situaciones y reir, reirse mucho, hace que un viaje interminable se vuelva entretenido y divertido.