Que dia! Que dia! Los rayos del sol atraviesan la ventana de nuestra pequeña habitación. Salgo al balconcito, alcanzo una fruta de uno de los cientos de manzanos que rodean la humilde granja donde nos hospedamos en la vieja Manali y me desperezo hasta estirar los meñiques de los pies. Aunque el tiempo acompaña no va a resultar tan facil llegar hasta la montaña desde donde volaremos con la ayuda de una tela en forma de media luna. No olvidemos que esto es India, la impredecible y escalofriante India!
Suena el telefono. Son Lasse y Tue, dos jovenes daneses locos que conocimos ayer en la cena. Amigos desde la infancia recorren el norte de India durante siete semanas, pero no lo hacen de un modo particular. Buscan deportes de riesgo, emociones fuertes y diversion. Antes de partir escribieron una lista de normas a cumplir durante su viaje, de las cuales algunas pudimos compartir... Normas como activar el disparador de la camara, gritar "encuentra al mochilero!!!" en cualquier momento y correr a esconderse dejando visible una sola parte del "wally" que despues habra que buscar en la foto, o pedir siempre cervezas a pares... Que buenos ratos pasamos juntos!
Cogemos un rickshaw a primera hora de la manana con un croissant de la famosa y omnipresente German Bakery aun en la boca. Un dulce bocado que nuestro estomago quema en unos minutos cuando nos vemos obligados a bajar del vehiculo y empujar cuesta arriba el pequeno escarabajo que se ha declarado en huelga con la empinada monatana y ha decidido no trabajar mas por hoy. Asi, conseguimos llegar a la agencia Rock Adventure en Vashisht, a 15 minutos de la vieja Manali (45 minutos si te ves envuelto en esta situacion).
La agencia nos proporciona un taxi para subir a la montana desde donde abriremos las alas para volar en parapente! Emocionados, pedimos al conductor que suba la musica india y comenzamos a hacer literalmente el payaso. De repente... Prrrrrrrrrum! El coche se para en seco. Cientos de rocas se han desprendido de la montana obstruyendo la carretera y una fila interminable de coches nos impide seguir. La unica via alternativa es cruzar el puente que hemos dejado abajo y tomar otro camino.... pero ese puente tambien esta averiado! Un cuarto de la madera que lo cubria ha caido al caudaloso rio y solo estrechas vigas de metal quedan para sustentar ambas partes. De payasos pasamos a convertirnos en autenticos equilibristas de circo y con el corazon en la garganta logramos pasar el tramo. Entonces paramos otro taxi que por fin alcanza nuestro destino.
Anat ya ha tenido suficientes emociones fuertes por hoy y prefiere quedarse abajo. Lasse, Tue y yo subimos 40 minutos a pie colina arriba donde preparan, en medio del bosque, las amplias telas del parapente y desenredan los cientos de cuerdas que sustentan la sillita o especie de "bolsa-saco" sobre la que sobrevolaremos Manali. Orgullosa de no sentir ni un solo escalofrio en el cuerpo, decididos, corremos colina abajo y.... zas! En el aire! Esto es como ir en la sillita de la reina! Que comodidad, que sensacion, que seguridad... vuelo! Los ojos abiertos como platos y sonriendo hasta notar mi boca mas alla de los limites de mi rostro trato de contener la babilla que amenaza con caer ante tal panorama. Que diferente ver las cosas desde arriba! El unico inconveniente fue aterrizar sobre montones de excrementos de animales a mi alrededor...
Por si no habia sido suficiente, me animo a tirarme colina abajo dentro de una gigantesca pelota de plastico que ademas de revolverme las tripas aturdio mis oidos por el rebote que provocaban en las paredes circulares mis carcajadas insostenidas durante la bajada. Que dia! Que dia!
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