Basta de maquinas caras, abandona esa complicada dieta que te hace estar de mal humor. Yo tengo la solucion!
Sin reservas anticipadas, cargamos la mochila y salimos de Rishikesh a pie en busca de un autobus a Manali. Tras un duro enfrentamiento logro convencer a Anat, la israelita con la que engancho el viaje, para evitar taxis, jeeps o lujosos buses para turistas y viajar de la manera mas economica posible junto a los locales, sin diferencias. Corriendo el riesgo de que deje de hablarme de por vida nos dirigimos a la estacion de autobuses de Dehra Dun.
Siento arder los ojos de Anat al ver las condiciones de las largas latas con motor que pretenden desplazarnos en un viaje de mas de 17 horas. Sus ruedas bucean en enormes charcos de agua debido a una inundacion en la estacion. Una primera cara de agobio que se relaja cuando conseguimos encajar en nuestros dos asientos asignados por 460 rupias (3 veces menos que cualquier otra alternativa), que compartimos junto a un joven sij que nos da conversacion.
Antes de entrar en detalles del viaje hay que advertir un aspecto positivo. El bus local es comodo porque siempre encuentras alguno que viaje al destino que buscas, y como se paga una vez estas dentro de el nunca tienes que esperar colas en las que te ves obligado a enfrentarte a codazos con los indios. Este es otro aspecto que volveria a calificar como cultural de la India: se cuelan tanto discreta como descaradamente! Es increible la naturalidad con la que te sonrien a la vez que lentamente se van haciendo un sitio frente a ti. Hay que estar siempre alerta!
El autobus no tarda en llenarse de gente. A medida que pasan las horas la placa de hierro que tenemos por asiento parece ir desgastando nuestros huesos traseros cuando no decide hacer tortilla con ellos con los continuos botes que llegan a levantarnos varios centimetros. El claxon y el vaiven del autobus te obliga a estar en tension durante el largo viaje. Pronto, goterones recorren tu frente y no parece buena idea aliviarlos sacando la cabeza por la ventana que amenaza con soltarse de las dos mini piezas que la sustentan.
En ocasiones, el viaje se ameniza cuando el bus cuenta con un pequeno televisor que siempre ofrecera la misma programacion: videoclips indios donde un hombre y una mujer, con sus respectivos equipos femenino y masculino, alternan coreografias al estilo robocop con movimientos extremadamente forzados, haciendo una especie de competicion. Advierto primeros sintomas de adelgazamiento derivados de carcajadas insostenibles ante el espectaculo televisivo.
Las paradas son un misterio. Hay conductores que deciden tomar un chai cada hora en lugares donde solo puedes comprar patatas rancias o pedir un te en un puesto rodeado de cientos de moscas. Otros, deciden hacer temblar tu vejiga y sonar tus tripas y no parar durante mas de seis horas. Al menos, esta vez, el conductor no se ha quedado con la palanca de cambios en la mano ni ningun grupo de adolescentes nos ha tirado por la ventana saltamontes del tamano de una zapatilla como me ocurrio hace dos anos.
Este trayecto en el "dietbus" se hace aun mas duro si sumamos los continuos robos de chapati sufridos durante estos dias en las terrazas de algunos restaurantes de Rishikesh donde las garras de los monos aparecian de pronto en tu plato. Monos, monos y mas monos que acaban convirtiendose en garrapatas que deseas mantener alejadas, y mas sabiendo que son los perfectos companeros para contraer la rabia. Y mira que es mi animal preferido!
El viaje continua. Unos suben, otros bajan. Pronto tengo a un nuevo companero de asiento que se empena en hincarme el codo en las rodillas que hace tiempo han perdido sensibilidad por la pelea que se traen con el asiento delantero que no dista de mi mas de dos palmos. El conductor debe pensar que cuenta con uno de esos nuevos todoterrenos con amortiguadores recien cambiados, porque no perdona ni un solo bache de la carretera, se los come todos!
No podemos olvidar una de las peculiaridades de estos viajes por carretera: "Camiones TATA" son, sin duda, los que mas abundan. Tuneados a su manera, algunos con luces de cruce de colores, collares de flores colgados en el parachoques, mensajes escritos a la prima, a la abuela o a la vecina y creativas pinceladas de pintura que les hace unicos!
Tampoco puedo dejar de mencionar la "Ley del mas grande" que impera en el asfalto. El camion o autobus cuanto mas grande mas apetecible les parecera la idea de circular por el carril contrario aunque por ello obliguen a los coches que vienen de frente a salirse de la carretera. Las curvas que coge y los adelantamientos medidos al centimetro son tan bruscos que he estado apunto de caer al suelo no una, sino varias veces. Todo vibra y por su sonido a lata este autobus amenaza con descuajaringarse en cualquier momento. Ahora bien, una figurita o pegatina de Ganesh, dios de la suerte, nunca falta! A veces tanta confianza en los dioses asusta...
No podemos olvidar una de las peculiaridades de estos viajes por carretera: "Camiones TATA" son, sin duda, los que mas abundan. Tuneados a su manera, algunos con luces de cruce de colores, collares de flores colgados en el parachoques, mensajes escritos a la prima, a la abuela o a la vecina y creativas pinceladas de pintura que les hace unicos!
Tampoco puedo dejar de mencionar la "Ley del mas grande" que impera en el asfalto. El camion o autobus cuanto mas grande mas apetecible les parecera la idea de circular por el carril contrario aunque por ello obliguen a los coches que vienen de frente a salirse de la carretera. Las curvas que coge y los adelantamientos medidos al centimetro son tan bruscos que he estado apunto de caer al suelo no una, sino varias veces. Todo vibra y por su sonido a lata este autobus amenaza con descuajaringarse en cualquier momento. Ahora bien, una figurita o pegatina de Ganesh, dios de la suerte, nunca falta! A veces tanta confianza en los dioses asusta...
Se acerca la noche. Acurrucada y perfectamente encajada en mi asiento como una bolita, con mi mochila sobre los pies, trato de dormir. Pero mi simpatico companero me adelanta. Su cabeza cae drasticamente sobre mi hombro y sus dulces ronquidos ametrallan mis oidos.
Ya no siento ni sueno, ni hambre, ni dolor. Solo espero llegar viva y que Anat no me abandone... El caso es que al final, sean 4 horas mas tarde de lo previsto y tengas el culo de plano como lo tengas, llegas a tu destino...
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