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viernes, 1 de octubre de 2010

INDIA AGRICOLA, FASCINANTE, AUTENTICA

Según un artículo publicado en la revista GEO, "Spiti es uno de los pocos lugares en el mundo donde animales y humanos comparten un paisaje". Afortunadamente leí este artículo después de realizar senderismo por este valle donde por lo visto leopardos de nieve en peligro de extinción campan a sus anchas...

Independientemente de ello, la combinación de montaña, desierto, vegetación, río, nieve, gentes y aldeas del valle de Spiti regalan estampas que quedarán grabadas en mi mente por mucho tiempo. Un lugar recientemente abierto a los turistas que alberga imágenes mágicas de la inmensidad del Himalaya y te envuelve en una cultura tradicional budista pura, sin rituales ni parafernalias que en algunos lugares realizan para satisfacer a los turistas.

 El viaje comienza a los pies de un buda dorado gigante dispuesto en lo alto de una colina en Langza. Con un mapa carente de detalles, entre búfalos, vacas, cabras y ovejas, empezamos a andar con el propósito de llegar a Komic, la primera aldea con el monasterio más alto de toda Asia, a unos 4600 m de altura, y uno de los lugares habitados más altos del mundo.

Andar, andar y andar a veces hasta diez horas diarias por tierras perdidas, sin un solo turista mas que nosotros, en busca de algún poste de electricidad que advierta señales de vida civilizada no resulta demasiado fácil. Sin guías, ni referencias, después de estos 5 días de ruta, pienso que algún ángel nos guiaba desde ahí arriba compadeciendose de un grupo de siete aventureros inconscientes que se las vieron y se las tuvieron escalando sobre montones de rocas, cuestas que derrotaban nada mas verlas, caminos al borde del abismo, descensos que te veías obligado a bajar con el trasero a modo tobogán, puentes inseguros, sencillos troncos de árbol para cruzar valles o pasos sobre la caída de cascadas de decenas de metros de altura... Sumando a ello los problemas respiratorios y jaquecas que sufrieron algunos debido a la altitud, llegando a un máximo de 4800m sobre el nivel del mar.

Los momentos de mayor tensión aparecen cuando se acerca la noche, la oscuridad total, y aún no hemos dado con nuestro destino. Imaginé varias veces un sueñito entre las montañas con leopardos de nieve, todo tipo de insectos y arañas y un frío de mil demonios...mmmmmm....apetecible! Que pena no haber podido disfrutar de esa experiencia única...Que pena! :-P  Siempre encontramos un final feliz, como en las películas de Disney.

Vida, vida! Todos saltamos de alegría cuando descubrimos casas en plena montaña siempre pintadas de blanco con montones de paja sobre el tejado y dos o tres pequeñas ventanas en la fachada. Recargamos energía olvidando el dolor de los músculos que parecen estallarnos bajo la piel y corremos hasta llegar a alguno de esos hogares particulares. Nos reciben amables sonrisas, con rasgos más nepalíes que indios, tez más clara, ojos más rasgados, algo más tímidos y reservados, pero manifestando esa gentileza, amabilidad y sencillez indias. Parecen gnomos en casitas de muñecas!

Con una mezcla de boñiga y leña utilizada como combustible la mujer prepara chai en un fogón que a su vez calienta el saloncito donde nos reunimos sentados sobre alfombras viejas, desgastadas, acurrucados en mantas de algodon, frente a un banco de madera como mesa. Algunas galletitas y una especie de judías verdes sin cocer nos sirven de tentempié. Más tarde momos, típica comida tibetana en forma de medias lunas o bolitas de pan cocido con verduras en su interior que, por cierto, he aprendido a cocinar! Los desayunos suelen ser dos chapati untados en una deliciosa mantequilla de jak con un característico sabor a... caducado... para empezar el día con energía, si señor!

Frente a nosotros una estantería preciosa con cacerolas y todo tipo de artilugios perfectamente ordenados que esconde una puerta secreta !Como en las aventuras de Scooby Doo! Allí guardan las reservas de arroz, verduras y legumbres que cada día trabajan en las plantaciones dispuestas en cuadriculas perfectas alrededor del pueblo. Al llegar a casa, tras una larga jornada de trabajo, encienden el pequeño televisor y siempre la misma telenovela india que siguen "a cachos" debido a los continuos cortes de luz, donde abundan los primeros planos y las imágenes a cámara lenta que hacen de un parpadeo una verdadera siesta... Están enganchadisimas!

El baño es un simple agujero en un suelo de barro y paja, parecido al de un establo, repleto de moscas. Llega el momento de la ducha, o no ducha en ocasiones. Una fina cortina separa el cuadrado de cemento, que actúa como lavabo, del pasillo de la vivienda. Con la ayuda de un cazo y un barreño con agua hirviendo salimos relucientes. Ese mismo agua es la que utilizamos para rellenar nuestras botellas, elemento necesario para continuar la marcha.


En estas aldeas sin tiendas, colegios ni hospitales, sin agua corriente ni electricidad (solo en el momento telenovela), amanece con el sonido de las cabras, burros y ovejas que saludan desde la ventana de nuestra pequeña cueva. Los aldeanos ya han salido a pastar y agarran entre varios a los jaks, animales robustos, peludos, difíciles de domar.  Las mujeres cargan kilos de paja y leña sobre sus espaldas y los niños corretean de arriba a abajo con un palo en sus manos aprendiendo a domar a las vacas a base de latigazos.

2 comentarios:

  1. Enhorabuena wapisima!!
    me encanta todo lo que estas haciendo y lo bien que escribes. Me rei muchisimo cuando contaste la conversacion con tu madre jejej
    ANIMO!!!
    un beso y espero verte pronto!

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  2. Leticia!! Compañera de logotipos, suplementos... No sabía yo esta faceta mochilera!!

    Me apasiona viajar y por ello le doy más importancia a la forma en la que tratas de mostrar tus impresiones haciéndonos sentir en el lugar que tú viste, enhorabuena no lo dejes!! ya me contarás como llegas a esos lugares tan insospechados.

    A ver si podemos hacer de nuestro suplemento de viajes algo más que un proyecto!!

    Besos

    Ana Mª Indiano

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